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La Pandemia del Coronavirus ha Trastornado los Eventos de Pascuas.

El Papa Francisco celebra el Viernes santo en una plaza vacía de San Pedro en el Vaticano.

El Papa Francisco
El Papa Francisco


El Papa Francisco generalmente se une a decenas de miles de fieles en el Coliseo de Roma para una procesión tradicional del Viernes Santo que evoca solamente las estaciones de la Cruz que conduce a la crucifixión de cristo.

Pero en este Viernes Santo, como los cristianos de todo el mundo, Francisco se queda en casa, donde presidirá una ceremonia frente a una plaza vacía de San Pedro.

La pandemia del coronavirus está obligado a los cristianos a renunciar a las procesiones habituales y los servicio sagrado de la Iglesia. En cambio los bloqueos nacionales han regalado la participación de los fieles a seguir en televisión o transmisiones en vivo.

En Jerusalén pocas personas se detuvieron para arrodillarse frente a la Iglesia del Santo Sepulcro, a menudo abarrotada, construida en el sitio donde los fieles creen que Jesús fue crucificado, enterrado y resucitó entre los muertos. En españa donde las muertes han superado los 15.000, las elaboradas plataformas que llevan estatuas religiosas en procesiones han desaparecido, al igual que las multitudes que suelen atraer. 

En parís, algunos fieles vieron misas televisadas desde la catedral de Notre-Dame en sus salas de estar.

La Evangelica Catedral de Berlín marcó el dia con bancos vacíos y servicios publicados en su pagina de Facebook. 

En Filipinas, las autoridades cancelaron la procesión de la estatua de Jesús de Nazareno Negro de siglos de antigüedad a través de manila, aunque algunos fieles desafiaron las órdenes de distanciamiento social mientras se arrodillaban camino a su casa en una Iglesia en el distrito Quiapo.

el muro de los lamentos
El Muro de los Lamentos en la Ciudad Vieja de Jerusalén.

En Roma, Francisco preside debajo de un crucifijo de madera que se había llevado durante la plaga del siglo XVI de la ciudad. visitando estaciones alrededor del obelisco al centro de la plaza antes de subir los escalones de la basílica de San Pedro.

Los principales prelados encontraron un significado especial en el hecho de que las semanas previa al domingo de pascuas había coincidido con el brote de un virus que había transformado el mundo.

Los días son un, "tiempo de penitencia, pero también el tiempo de cambio, de conversión, de cambio de corazón", dijo Michael Czerny, un cardenal cercano a Francis. El cardenal dijo que al comienzo de la temporada "dejamos el mundo que conocemos y aquí estamos ahora".

La vida, dijo el cardenal, eventualmente regresará.

"Sera normal, pero será una nueva normalidad" dijo. "Una muy nueva normalidad".